Además de todo
esto, ¡el Mundial de fútbol…! Seguramente coincidirás que cuando conectamos
con la pasión, por ejemplo el fútbol o
cualquier actividad que nos guste, cuando disfrutamos nos da la sensación de
que se detiene el tiempo, pero… el
tiempo no para….
En este
momento del año, ¿cómo es tu experiencia
respecto de la utilización del tiempo laboral?
¿Cómo
podés ser más efectivo, conseguir los resultados y cargarte de energía?
Te proponemos
que reflexiones, siguiendo estas preguntas, y profundizando en aquellas que más
te “resuenen”:
1. ¿Qué
deseas realizar verdaderamente en
esta etapa? ¿Qué aporta para tu
crecimiento y maduración y la de tu equipo? ¿Que hacés por “compromiso”, o
por no saber decir NO?
2.
¿Tus objetivos
están claros? ¿Es un objetivo
organizacional o es un esfuerzo
personal?
3. ¿Estableciste
las prioridades? ¿Contás con una planificación adecuada? En esa
planificación de tu tiempo, ¿estás más comprometido con hábitos, reglas y lealtades del pasado o con el futuro
que querés para vos y tu equipo?
4. ¿Estás
resolviendo los asuntos pendientes?
5. ¿Cómo
es tu ritmo diario? ¿Tiene que ver con tu planificación, con tu ritmo
interior o estás sujeto al ritmo
exterior, a las urgencias y a
los requerimientos de los demás?
ü
Cuando seguimos el ritmo del grupo o de la
organización sentimos pertenencia y seguridad… pero si en ese ritmo común no da
espacio a las propias necesidades la energía se va perdiendo. Estamos sanos
cuando hay un orden que respeta nuestras necesidades vitales, lo caótico y desarmónico enferma… Entonces es
importante prestar atención al propio ritmo y a las necesidades del propio ciclo de vida.
¿Cuáles son las necesidades propias de
esta etapa de tu vida que querés respetar?
6. Lo
que hacés, ¿te carga de energía o te consume? ¿Estás entusiasmado y emanas confianza y alegría a tu equipo o estás ensimismado repitiendo viejos patrones o rutinas?
Todas estas preguntas
te proponen parar la pelota (¡si justo ahora!!) y reflexionar.
Aquí va una sugerencia práctica:
ü
Hacé una lista de las actividades diarias por
una semana.
ü
Anotá si esa actividad te cargó o restó energía.
ü
Luego de una semana, podés identificar ¿cuáles
son aquellas actividades que te energizan y cuáles no? ¿Qué posibilidades tenés
de reorganizarte? Ya sea delegando, disminuyendo el tiempo que le prestás a lo
que te resta energía o haciendo una mejor planificación y reubicación de
horarios.
ü
¡A ponerlo en práctica!
El rendimiento
del tiempo no es lineal. Si hacemos lo que nos gusta somos necesariamente más
productivos. En toda tarea existe una
combinación de actividades que nos atraen y nos disgustan o aburren. Nuestra
inteligencia está en conocer cuáles son
esas tareas en las que somos naturalmente productivos o aquellas para las
cuales tenemos potencial, y aprovechar
nuestro tiempo haciendo una combinación inteligente que nos energice y
permita alcanzar las metas. Un buen manejo del tiempo cotidiano, requiere:
·
Autoconocimiento,
·
objetivos
claros,
·
prioridades,
·
decisiones
y acuerdos,
·
planificación,
·
foco
en la ejecución, seguimiento de pendientes o tareas inconclusas,
·
atención
al ritmo propio y del equipo,
·
atención
a la ocasión, al tiempo Kairós[i],
el tiempo en que lo anhelado se despliega casi mágicamente y sin esfuerzo…
Una
planificación consciente que considera además el espacio creativo y los
imprevistos, nos estructura, tranquiliza y da un ritmo adecuado para cumplir nuestras
necesidades y mantenernos con energías.
Si pudieras tomar el tiempo en tus propias manos, ¿Qué harías?
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