sábado, 5 de julio de 2014

El tiempo no para.....

¡Ya estamos a mitad del año!. Atravesando proyectos laborales y desarrollando múltiples acciones para  cumplir los objetivos.  A esta altura, seguramente la mayoría ha experimentado la presión de las diversas exigencias, las turbulencias del día a día y las limitaciones del tiempo.

Además de todo esto, ¡el Mundial de fútbol…!  Seguramente coincidirás que cuando conectamos con la pasión,  por ejemplo el fútbol o cualquier actividad que nos guste, cuando disfrutamos nos da la sensación de que se detiene el tiempo, pero… el tiempo no para….

En este momento del año, ¿cómo es tu experiencia respecto de la utilización del tiempo laboral?

¿Cómo podés ser más efectivo, conseguir los resultados y cargarte  de energía?

Te proponemos que reflexiones, siguiendo estas preguntas, y profundizando en aquellas que más te “resuenen”:

1.       ¿Qué deseas realizar verdaderamente en esta etapa? ¿Qué aporta para tu crecimiento y maduración y la de tu equipo? ¿Que hacés por “compromiso”, o por no saber  decir NO?

2.       ¿Tus  objetivos están claros? ¿Es un objetivo organizacional  o es un esfuerzo personal?

3.       ¿Estableciste las prioridades? ¿Contás con una planificación adecuada? En esa planificación de tu tiempo, ¿estás más comprometido con hábitos,  reglas y lealtades del pasado o con el futuro que querés  para  vos y tu equipo?

4.       ¿Estás resolviendo los asuntos pendientes?

5.       ¿Cómo es tu ritmo diario?  ¿Tiene que ver con tu planificación, con tu ritmo interior o estás sujeto al ritmo exterior, a las urgencias y a los requerimientos de los demás?

ü  Cuando seguimos el ritmo del grupo o de la organización sentimos pertenencia y seguridad… pero si en ese ritmo común no da espacio a las propias necesidades la energía se va perdiendo. Estamos sanos cuando hay un orden que respeta nuestras necesidades vitales,  lo caótico y desarmónico enferma… Entonces es importante prestar atención al propio ritmo  y a las necesidades del propio ciclo de vida. ¿Cuáles son las necesidades propias de esta etapa de tu vida que querés respetar? 

6.       Lo que hacés, ¿te carga de energía  o te consume?  ¿Estás entusiasmado y emanas confianza y alegría a tu equipo o estás ensimismado repitiendo viejos patrones o rutinas?  

Todas estas preguntas te proponen parar la pelota (¡si justo ahora!!) y reflexionar.

Aquí va una sugerencia práctica:

ü  Hacé una lista de las actividades diarias por una semana.

ü  Anotá si esa actividad te cargó o restó energía.  

ü  Luego de una semana, podés identificar ¿cuáles son aquellas actividades que te energizan y cuáles no? ¿Qué posibilidades tenés de reorganizarte? Ya sea delegando, disminuyendo el tiempo que le prestás a lo que te resta energía o haciendo una mejor planificación y reubicación de horarios.

ü  ¡A ponerlo en práctica!

El rendimiento del tiempo no es lineal. Si hacemos lo que nos gusta somos necesariamente más productivos.  En toda tarea existe una combinación de actividades que nos atraen y nos disgustan o aburren. Nuestra inteligencia está en conocer cuáles son esas tareas en las que somos naturalmente productivos o aquellas para las cuales tenemos potencial, y  aprovechar  nuestro tiempo  haciendo  una combinación inteligente que nos energice y permita alcanzar las metas. Un buen manejo del tiempo cotidiano, requiere:

·         Autoconocimiento,

·         objetivos claros,

·         prioridades,

·         decisiones y acuerdos,

·         planificación,

·         foco en la ejecución, seguimiento de pendientes o tareas inconclusas,

·         atención al ritmo propio y del equipo,

·         atención a la ocasión, al tiempo Kairós[i], el tiempo en que lo anhelado se despliega casi mágicamente y sin esfuerzo…

Una planificación consciente que considera además el espacio creativo y los imprevistos, nos estructura, tranquiliza y da un ritmo adecuado para cumplir nuestras necesidades y mantenernos con energías.

Si pudieras tomar el tiempo en tus propias manos,  ¿Qué harías?




 
[i][i] En la mitología griega existen dos dioses que referencias al tiempo: Cronos y Kairós. Kairós, es el dios del momento oportuno. Cronos, es el tiempo mensurable, es el dios que devora a sus hijos…

miércoles, 4 de junio de 2014

Liderar con el ejemplo

“Dar el ejemplo no es la principal forma de influir en los demás, es la única”. Albert Einstein


Una de las principales características del Liderazgo es la   influencia en la conducta.  Para influir en la conducta, más allá de los dichos y de las acciones que puedan encararse especialmente para tal fin, valen los hechos, el propio ejemplo.

El buen ejemplo genera respeto y autoridad, como dice la frase atribuida a Albert Einstein, “dar el ejemplo no es la principal forma de influir en los demás, es la única”.
Los ejemplos influyen los comportamientos del equipo, y  van creando cultura, la cultura de todos los días.
¿Cómo nuestros comportamientos contribuyen a formar cultura?

Comportamiento del Líder
Contribuye a crear una cultura de:
Admite los propios errores. Pide ayuda cuando no puede/no sabe
Humidad y autocritica. Apertura al aprendizaje, innovación
Establece objetivos y hace seguimiento de compromisos
Responsabilidad
Orientación a resultados
Los errores e incumplimientos se comunican.
Frente al incumplimiento no hay excusas.
Orientación a resultados. Respeto
Los logros del jefe, son logros conjuntos
Trabajo en equipo
Los errores del equipo, son asumidos como errores del jefe
Responsabilidad, autoridad
Da feed back a los presentes. No habla mal de los ausentes
Confianza
Escucha al cliente. Las decisiones son tomadas pensando en el cliente
Orientación al cliente
Los desacuerdos se plantean dentro del equipo
Trabajo en equipo. Respeto
Cuando se toma una decisión las personas actúan apoyándola
Trabajo en equipo. Respeto
Los desacuerdos los expresa en el ámbito  correspondiente
Respeto a las jerarquías y roles
Frente a las situaciones observa lo positivo y la oportunidad de mejora
Positividad. Aprendizaje
Cuando no sabe, pregunta. Cuando sabe, pregunta
Aprendizaje, trabajo en equipo, mejora continua de la calidad
Cuando observa una oportunidad de mejora, la emprende. Da feed back evolutivo o correctivo,  “critica” la tarea y no a la persona.
Proactividad. Creación de valor

Una de las tareas más difíciles que tenemos, no sólo como líderes sino como personas es la coherencia e integridad entre lo que decimos y hacemos. La coherencia entre los valores que profesamos (o creemos profesar), y el modo en que actuamos e interactuamos.

La posibilidad de crecer como lideres (y como personas), no está solamente relacionada con nuestra capacidad incorporar conocimiento y experiencia, sino también con la toma de conciencia. Con volcar la  mirada hacia el interior y admitir la posibilidad de revisar la coherencia entre la persona que estamos siendo (manifestada en nuestros actos) y aquella que deseamos ser.

El primer desafío es liderarse coherentemente a uno mismo,  tener metas claras,  empatía, autodisciplina, y actuar de acuerdo a nuestros valores y principios.

Aquí van unas simples sugerencias para ampliar el autoconocimiento:

·         Establecé pequeñas metas medibles y alcanzables, sé consecuente y autocritico

·         Anotá tus comportamientos diarios

·         Revisá qué ejemplo estás dando

·         Elegí un acompañante,  puede ser un amigo, un profesional para el desarrollo personal o un coach, que te desafíe gentilmente y te aliente y ayude en el camino.
Cuadro de texto: